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JOSUÉ El líder del pueblo de Israel a quien Dios usó para dirigir el inicio de la conquista de la tierra de Canaán. Era efraimita, hijo de Nun. Fue “ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes” (Nm. 11:28). Luego fue su sucesor. Originalmente su nombre era •Oseas (Salvado, Salvación), pero Moisés se lo cambió a J. (Yehoshua, el Señor es salvación. Equivalente al castellano “Jesús”) (Nm. 13:16).
J. fue escogido para dirigir la pelea contra •Amalec en •Refidim, que terminó con una victoria (Éx. 17:8–15). Cuando Moisés partía para subir al monte Sinaí, J. le acompañaba (Éx. 24:13). Y cuando descendían de allí, J. escuchó los gritos en el campamento, y creyó que se trataba de alguna pelea, pero Moisés le corrigió, diciéndole: “. voz de cantar oigo yo” (Nm. 32:17–18). Más tarde, cuando Moisés volvió a subir al monte, J. “nunca se apartaba de en medio del tabernáculo” (Éx. 33:11). El celo de J. se manifestó en su deseo de impedir que •Eldad y •Medad profetizaran, porque lo hacían en el campamento y no en el •tabernáculo (Nm. 11:28).
Escogido entre el grupo enviado a reconocer la tierra, J. y Caleb fueron los únicos que animaron al pueblo a entrar (Nm. 13:1–33; 14:6–10). Como el pueblo fue incrédulo, la sentencia de Dios fue que todos perecerían en el desierto y que los únicos de esa generación que entrarían en Canaán serían J. y Caleb (Nm. 14:30). Cuando Dios decidió que había llegado la hora para la muerte de Moisés, le dio órdenes a éste para que invistiera a J. como su sucesor (Nm. 27:18–23). Moisés dijo a J.: “Esfuérzate y anímate”, y le prometió que Dios haría entrar a los israelitas en la tierra para heredarla (Dt. 31:7–9). Para ese fin Dios le llenó de “espíritu de sabiduría” (Dt. 34:9).
J. despachó espías para explorar la tierra, los cuales llegaron hasta Jericó y regresaron con la noticia de que los pueblos estaban llenos de miedo por la llegada de los israelitas. Siguiendo las instrucciones divinas, J. guió al pueblo y cruzó el Jordán, comenzando entonces la conquista de Canaán. Puede notarse una inteligente planificación del proceso, pues J. dirigió su primera campaña a conseguir un asentamiento en el centro de Canaán. Después, dirigió su atención hacia el S y el N de la tierra.
Aunque el inicio fue auspicioso, con la victoria sobre •Jericó, luego hubo problemas porque fueron derrotados al atacar a •Hai. La causa fue la prevaricación de •Acán. Pero se hizo el juicio correspondiente, y Hai también fue tomada. Después continuó una serie de luchas en las cuales los israelitas, guiados por J., fueron tomando las principales ciudades de Canaán. Una vez logrado esto, J. realizó la distribución de la tierra (“Por suerte . les dio su heredad” [Jos. 14:2]). Cada tribu recibió su heredad, se designaron las ciudades en las cuales habrían de habitar los levitas y las ciudades de refugio.
“J., siendo ya viejo y avanzado en años” (Jos. 23:1), se despidió del pueblo con un discurso en el cual les animaba a servir a Dios (“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad” [Jos. 24:14]). Murió a la edad de ciento diez años, y fue enterrado “en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte Efraín, al norte del monte de Gaas” (Jos. 24:30).
Algunos de los eventos relacionados con su vida se mencionan en el NT (He. 11:30–31). Esteban hace referencia a J. en su discurso (Hch. 7:45). El autor de Hebreos también lo menciona (“Porque si J. les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día” [He. 4:8]).


Lockward, Alfonso: Nuevo Diccionario De La Biblia. Miami : Editorial Unilit, 2003, S. 600




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