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Biografia de Federico González Suárez

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LiteraturaFederico González Suárez (1844-1917) Literatura
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Historiador, orador y polígrafo ecuatoriano. Fue arzobispo de Quito y obispo de Ibarra. Autor de varias obras históricas y arqueológicas entre las que sobresale la Historia general de la República del Ecuador (4 volúmenes), la primera de este tipo en su país. De origen humilde y de una familia con escasos recursos, la precaria situación en la que tuvo que cursar sus estudios condicionaron la particular visión de González Suárez en sus trabajos como una particular forma de ver la verdad sobre los aspectos de la vida y de la religión. Su vida transcurre rodeada de la agitada historia ecuatoriana del momento, marcada por las luchas entre liberales y conservadores del agitado siglo XIX hispanoamericano. Defendió una visión de la religión católica en conjunción con una actitud nacionalista, lo cual le valió enfrentamientos con la jerarquía eclesiástica del país y tensiones con Roma, recogidos en algunos aspectos de su obra. Los trabajos de González Suárez se mueven entre la erudición histórica, literaria o eclesiástica. De entre sus obras destacan Estudios literarios, Estudio histórico sobre los Canaris, Historia eclesiástica, Prehistoria ecuatoriana, Hermosura de la naturaleza, Obras oratorias, Memorias íntimas y Defensa de mi criterio histórico, escrita esta última para que fuera editada póstumamente, tal como efectivamente sucedió.

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FEDERICO GONZALEZ SUAREZ
HISTORIADOR.- Nació en Quito en 1.844, hijo legítimo de Manuel González Suárez, natural de la Plata en Colombia y de su prima hermana Mercedes Suárez Alzamora, quiteña. Nació débil y enfermo y se temió por su vida. En 1.847 su padre viajó a Colombia al saberse leproso y quedaron el niño y la madre en abandono y gran pobreza, subsistiendo por la ayuda del Obispo Garaycoa y de otras personas caritativas.


Su madre le enseñó las primeras letras, luego ingresó a la Escuela de Colombia que funcionaba en el Convento de San Francisco. Entonces lograron adquirir una pequeña casa en los arrabales frente a la quebrada de Jerusalén y recibió una carta del esposo que la llamaba, pero casi enseguida se enteraron de su muerte; matriculado en la escuela gratuita de Santo Domingo, en 1.851 hizo la Primera Comunión con su confesor el Canónigo Manuel Orejuela que le obsequió un ejemplar de "La religión demostrada al alcance de los niños" de Balmes, libro que leyó con fruicción a pesar de sus escasos 7 años.


En 1.854 enfermó tres meses pero logró salvarse con remedios comprados al fío. En 1.855 terminó la primaria y de once años solamente recibió la tonsura de manos del Obispo Garaycoa en el santuario de Guápulo; enseguida ingresó en la Universidad para continuar estudios secundarios.


En 1.859 vino la guerra y los reclutamientos forzosos. Deseaba entrar al Seminario pero no contando con medios económicos solicitó una beca y el Arzobispo Riofrío se la negó por ser hijo único de madre viuda y pobre.


Dejó los estudios 2 años, luego consiguió en 1.862 la ansiada beca de los jesuitas. A la semana, el Padre Francisco Javier Hernáez lo acogió en su favor e ingresó de novicio a la enseñanza de literatura, entonces fue atacado de viruelas pero sanó sin complicaciones.


En 1.863 arregló con Abelardo Moncayo la Biblioteca Nacional de Quito, trastornada por el terremoto de 1.859 y cuando éste salió de la orden, González Suárez fue puesto por sus superiores en observación, "por haber sido su amigo".


En 1.871 pronunció un discurso sobre "La Poesía en América" que constituyó el inicio de su carrera como escritor y orador. En dicha ocasión dijo "Soy el ínfimo de los ecuatorianos pero a nadie cedo en amor a mi patria", anciano expresará: "Yo solo leo las cosas de mi patria".


De esa época de juventud es su Estudio sobre Virgilio; donde critica el olvido de las lenguas clásicas en los programas de enseñanza superior y el "Estudio de la Poesía épica cristiana" obra que revela una prosa rica en giros idiomáticos.


En 1.872 decidió salir de la Compañía de Jesús; años después expuso en sus Memorias Intimas; Viví en la Compañía 10 años y tengo como uno de los más grandes beneficios que he recibido de la bondad divina esos diez años de vida religiosa pasada en la sotana jesuita. ¿Por qué salió entonces? Parece que lo hizo para ayudar económicamente a su madre. Los jesuitas se sintieron molestos y con toda la razón. Diez años es mucho tiempo y por ello ejercieron influencias para evitar que González Suárez ingrese al Clero de las diócesis de Quito e Ibarra; mas, el Obispo de Cuenca, Remigio Estévez de Toral, lo llamó bajo su protección y se ordenó de Subdiácono el 4 de Agosto, de Diácono el 11 y de Presbítero el 18 de ese mes y al día siguiente fue sacerdote en el templo de la Concepción de Cuenca "de un modo privado y casi oculto". El jueves 22 dijo su primera misa en el oratorio de la hacienda que poseía su padrino de vinajeras, Dr. Antonio Borrero, en el Valle de Chaullabamba. Cuatro meses después fue designado Canónigo Racionero de esa Catedral, ejercía la secretaría privada del gobierno eclesiástico y ayudaba con remesas periódicas de dinero a su madre en Quito, anciana, achacosa y como siempre pobrísima. (1)


Superada su crisis comenzó una vida cultural intensa. Vivía en casa de la familia Izquierdo Serrano, frecuentaba las reuniones literarias del Liceo de la Juventud que dirigía el Padre Julio Matovelle, donde se formaban los Poetas Marianos de los Sábados de Mayo, con los que versificaba. Estas creaciones se leían en la intimidad y González Suárez las denominaba Composiciones Furtivas; muchas romperá después, pero la colección de 11 originales y 15 traducciones se publicó en 1.877 en estrofas llamadas liras y han visto una segunda edición en 1.899, Editorial Herder, Alemania. El 77 también editó un estudio sobre Balmes de quien era un asiduo lector y el opúsculo "Belleza Literaria de la Biblia". Escribía para los periódicos del Azuay, pronunciaba sermones y ganó fama y prestigio como sacerdote culto y más aún como orador.


El 8 de julio de 1.873 pronunció en la Catedral de Cuenca su oración fúnebre sobre el Dr. Agustín Cueva, médico venido de Europa y fallecido joven. En 1.875 y dio a la imprenta Observaciones sobre el poder temporal del Papa, escrito cinco años antes, con motivo de la ocupación de Roma por las tropas de Víctor Manuel II de Italia.


El 6 de agosto murió asesinado el Presidente García Moreno y el 21 de celebraron sus exequias en la Catedral, González Suárez improvisó un sermón en sólo dos horas, comenzando así: No pertenecí yo a su partido político, como es notorio... Basta y sobra, se encendieron los ánimos en su contra y en tal forma que Monseñor Toral le aconsejó imprimir la Oración Fúnebre, lo que le salvó de una segura prisión, porque de Cuenca


(1) Existen dos cartas del Padre Delgado, superior de la Compañía de Jesús en el Ecuador, dirigidas a Estévez de Toral, recriminándolo por haber aceptado a Gonzáles Suárez en su Diócesis.
escribieron al gobierno muchísimas calumnias; sin embargo, su madre, fue insultada y casi abofeteada en Quito, a la salida de una misa, por una beata señora que trató de reparar la memoria del dictador con acto tan innoble, mientras que en Cuenca, según Tomás Rendón Solano, se consideró el asesinato del tirano como la aurora de un porvenir de rosas.


El Viernes Santo de 1.876 predicó en la Catedral sobre “La Pasión de Jesucristo en el siglo Décimo Nono” que trata sobre el proceso de Jesús comparado con la situación de la Iglesia de entonces. “La Pasión” despertó intensos comentarios y el Obispo Toral volvió a aconsejar la impresión para desvirtuar el comentario jocoso que circulaba en Cuenca acerca de este sermón, calificado de parodia y sátira contra el Presidente Borrero, atacado por garcianos y radicales. Con motivo de la revolución de Veintemilla en Guayaquil y su posterior ascensión al poder dio a la luz Opúsculos de polémica religiosa colección de artículos de su pluma sobre tan palpitante tema.


El 22 de Febrero de 1.877 escribió su Informe a Monseñor Toral sobre la “Carta a los Obispos” de Manuel Cornejo Cevallos, que basado en las escrituras exigía libertad de conciencia, de prensa, tolerancia de cultos, etc. Garantías que por supuesto no existían en el Ecuador fanatizado y ultracatólico de esos días.


En abril murió asesinado el Arzobispo de Quito Monseñor Checa y Barba. González Suárez publicó una hoja suelta titulada Un Mártir, pero hechas las averiguaciones judiciales no resultó ningún radical implicado y el crímen perdió interés político. Entre marzo y agosto de ese año imprimió en Cuenca "Exposiciones en defensa de los principios católicos" replicando los decretos de Pedro Carbo, Ministro General del régimen.


En 1.878 fue designado Representante del Azuay ante la Convención Nacional reunida en Ambato y pronunció el discurso en los solemnes funerales acordados por la Convención a la memoria del Papa Pío IX, luego apoyó las reformas liberales que intentó Pedro Carbo imponer en esa convención. El 17 de octubre habló en la Iglesia de la Compañía durante las exequias de Vicente Piedrahita, asesinado misteriosamente en su hacienda "Palestina". En septiembre apareció en Quito su primera obra arqueológica denominada "Estudios históricos sobre los Cañaris, antiguos habitantes de la Provincia del Azuay, en la República del Ecuador" con numerosas láminas dibujadas y grabadas al metal por Joaquín Pinto y su esposa Josefina Berrío, en la prensa litográfica de Carlos Matheus y Pacheco, corriendo la impresión general por cuenta de J. Guzmán Almeida. La edición constituyó un esfuerzo económico para su autor, salieron 100 ejemplares finamente encuadernados, que se vendían a 1 sucre cada uno y a duras penas se lograron colocar 15. No faltó quien se arrepintiera de haberse suscrito, otros lo calificaron de "ocioso" por ocuparse de cosas de los indios y así por el estilo. Sin embargo, su esfuerzo redundó en beneficio de la élite culta del Azuay donde le apreciaban en alto grado. Poco después el Liceo de la Juventud" fundó su "Sección Histórica motivados por tal obra González Suárez pensó quemar los restantes ejemplares pero felizmente no lo hizo. Hoy es un libro rarísimo e inestimable, joya bibliográfica nacional por ser el más antiguo estudio arqueológico del país.


Durante estos años en Quito descolló como orador pronunciando discursos y publicando otros: en la bendición de la bandera del Batallón Vencedores de Pichincha, en la Independencia de América, sobre la poesía en América, etc. este último, pronunciado en 1.871.


De regreso de la Convención el 20 de Marzo de 1.879 predicó en la Catedral el sermón fúnebre en las honras del Dr. Mariano Cueva, Vice Presidente de la República entre 1.860 y 1.862. El 10 de Agosto de 1.881 predicó en la Catedral de Quito sobre los héroes de la independencia y el patriotismo; entre los concurrentes estaba el Presidente de la República, Gral. Ignacio de Veintemilla. Ese año y en la Imprenta del Clero publicó en Quito el I Tomo de su “Historia Eclesiástica del Ecuador” que salió precedido por su “Discurso sobre la Iglesia Católica en América desde su fundación hasta nuestros días”. El motivo de esta obra hay que encontrarlo en la lectura del “Resumen de la Historia del Ecuador” aparecido en Lima en 1.870, escrito por Pedro Fermín Ceballos. González Suárez quiso llenar los vacíos que contenía, sobre todo en su parte más antigua y luego se decidió a escribir una obra nueva, antes que acotar la ajena e hizo bien.


En 1.882 murió su madre en Quito, con fama de santa y de vidente, tenía visiones que luego se cumplían.


Hacia 1.883 viajó a la capital invitado por el Arzobispo Ignacio Ordóñez Lazo que lo nombró Canónigo de esa Catedral y su secretario y le pidió que lo acompañe a la visita “ad-limina-apostolorum” que realizaría a Roma. Entre Ordóñez y González Suárez existía una antigua amistad nacida en 1.872 en Cuenca. Viajaron juntos a las Antillas, Francia, Suiza, Italia y España. En este último país González Suárez radicó dos años sin la compañía del Arzobispo y los aprovechó para estudiar los Archivos de Indias, Alcalá de Henares y Simancas, maravillándose de sus contenidos, hizo amistad con personajes de la talla de Menéndez y Pelayo, José Toribio Medina y con americanistas como Jiménez de la Espada; copió documentos y otros estractó con su clara letra redondeada, fácil de leer y tanto, que los originales que aún se conservan nos muestran su hermosa caligrafía. Por entonces sufrió una aguda crisis alérgica por el polvo acumulado en los archivos y perdió todas sus muelas o ¿acaso sería una descalcificación general?.


En 9 cartas que publicó en 1.884 en “La Revista del Sagrado Corazón de Jesús” dirigidas por el Padre Julio Matovelle en Cuenca, recogió sus “Recuerdos de viaje”; estas cartas verán una edición en 1.901. Nuevamente en Quito reasumió la secretaría del Arzobispo y empezó a compaginar los datos obtenidos en España. Fruto de este trabajo es la “Memoria Histórica sobre Mutis y la Expedición Botánica en Bogotá”, que apareció merced al apoyo que le brindó el Secretario Municipal de Quito, Dr. Leonidas Batallas.
1.884 fue uno de los más fructíferos años de su existencia; comenzó el “Atlas Arqueológico” y en la Imprenta del Clero editó “El Nuevo Mes de María” o explicación de la Salutación Angélica, en dos tomos; obra empezada durante la travesía a Panamá. Una segunda edición se imprimirá en Madrid, en 1.904. Igualmente fue en 1.884 que por muerte del Arcediano de la Catedral de Quito, Dr. Leopoldo Freire, lo llamaron a ocupar dicha dignidad y con tal motivo el Arzobispo Ordóñez lo nombró Visitador Apostólico para las Diócesis de Cuenca y Guayaquil. En 1.889 publicó “Refutaciones Históricas”.


En 1.890 escribió su Ensayo sobre Lacordaire. En 1.891 publicó en Quito su Tomo II de la Historia General del Ecuador; en 1.892 el Tomo III y el Atlas Arqueológico, también llamado el Tomo innumerado, con 44 láminas de objetos arqueológicos excavados por el autor y precedido por su estudio sobre la etnología nacional y “La imprenta en el Ecuador durante el tiempo de la colonia”.


Muerto Monseñor Ordóñez Lazo en 1.893, fue sucedido por el Obispo de Ibarra, Pedro Rafael González Calisto, quedando vacante esa sede; entonces se formó una terna para ocuparla, encabezada por el Canónigo Juan de Dios Campuzano y reunida la Junta Ocasional del Ministerio de Asuntos Eclesiásticos se escogió al segundo integrante de ella, González Suárez, postergando a Campuzano, que se resintió con el gobierno por este desaire.


En 1.894 salió el Tomo IV y se vendía en la tienda de Ciro Mosquera. El Diario de Avisosde Guayaquil publicó una nota de su corresponsal en la capital, anunciando que los padres dominicanos habían protestado contra la obra porque relataba numerosos escándalos suscitados en los conventos de frailes y monjas de esa comunidad.


Fray Reginaldo María Duranti, prior de los dominicanos en Quito, contestó al Diario de Avisos y refutó a González Suárez, pero el verdadero autor de ese estudio es el Dr. Pablo Herrera. El Obispo de Portoviejo, Pedro Schumacher, felicitó a Duranti, pero al mismo tiempo le recriminaba por no haber aclarado todo el contenido del libro, calificando a González Suárez de "ignorante, mentiroso, liberal, enemigo de la religión y una amenaza para los intereses católicos de la religión" (sic).


Entonces se levantó una ola de resentimiento contra el historiador. Duranti escribió a Roma, su denuncia puso en peligro la concesión de la mitra de Ibarra; aunque muchos le apoyaban y la Universidad Central pidió a González Suárez que tomara la palabra en las solemnes exequias que se tributaban al ex Rector Dr. Miguel Egas Cabezas, en su calidad de profesor de Historia de la Facultad de Filosofía y Literatura.


En junio de 1.894 se reunió el Congreso Nacional González Suárez era Senador por Pichincha, también asistió el Dr. Felicísimo López y López, Senador por Esmeraldas. López estaba excomulgado por ser autor del folletoCartas al Pastor, por no retractarse en sus errores, haberse reafirmado en ellos, polemizar por periódicos y ser espiritista. Esto último resultó falso, puesto que sólo practicaba magnetismo e hipnotismo con sus pacientes.


López presentó la nota de su nombramiento firmada por el Presidente de la Municipalidad de Esmeraldas, la Comisión Calificadora informó que estaba en regla pero que no podía posesionarle debido a su condición subjúdice. El Congreso se instaló y pasó a discutir el punto, llegado el momento de la votación González Suárez abandonó la sesión absteniéndose deliberadamente de dar su voto. ¡Grave escándalo para la religión! Acusó Schumacher y le recordó que mientras duró su visita arqueológica a Manabí, no daba misas dianas, por lo que le llamó la atención varias veces González Suárez contestó que sufría del estómago y que el vino de consagrar le producía agrieras, saliendo a relucir una serie de incidentes menores ocurridos entre Shumador y González Suárez. Mientras tanto el Padre Duranti y Pablo Herrera habían trabajado una refutación al Tomo IV que publicaron con el apoyo moral de Schumacher y bajo el título de "La Veracidad del Sr. Dr. Federico González Suárez en orden a ciertos hechos referidos en el Tomo IV de su Historia General, libro que despertó las más encendidas pasiones. En el confesionario hubo religiosos que me calificaron de apóstata y de corrompido" reveló el propio González Suárez, que se ausentó a Ambato abatido por una cruel enfermedad, y no pudo leer ni escribir por algunas semanas. De allí continuó a Riobamba, escribió sus "Memorias Intimas" e inició la "Defensa de mi criterio histórico" para refutar a Duranti y a Herrera, obras que no llegó a publicar, con referencias importantísimas para el conocimiento de los principales sucesos de su vida.


A fines de 1.894 la situación política se tornó aun más crítica con el escándalo de la venta de la bandera. El régimen presidencial de Luis Cordero se desmoronó con la publicación del folleto Censura de los actos administrativos del Canónigo Juan de Dios Campuzano, que despechado por su postergación a la mitra de Ibarra se había convertido en el principal detractor del Régimen. A Cordero sucedió un período de inestabilidad política y el advenimiento del liberalismo radical con la revolución del 5 de junio de 1.895 que salvó a González Suárez de su forzado exilio, donde se hallaba en apretada situación por el mal predicamento que le tenía el Arzobispo Pedro Rafael González Calisto.


Al fin, en 1.896, fue electo Obispo de Ibarra y al año siguiente publicó el Manual del Devoto del Santísimo Sacramento, obra en 116 págs., conteniendo oraciones para un mes. Entonces surgió el incidente del periódico “El Carchi” editado en Tulcán, por católicos de manga ancha a los que González Suárez combatió con doctrina tomada de las sagradas escrituras y pronunció su famosa frase: “Primero la Patria”, en franco rechazo al “Dios y Patria” de los enemigos del régimen liberal exilados en Colombia; después, el Obispo de Pasto, Fray Ezequiel Moreno Díaz, amenazó con excomulgar a los padres de familia del Colegio Bolívar de Tulcán si no retiraban a sus hijos de dicho plantel, que dirigía el profesor Rosendo Mora. El asunto tenía cola porque años antes el profesor Mora había sido excomulgado y perseguido por el anterior diocesano de Pasto, Monseñor Caicedo, debido a discusiones religiosas y seudo doctrinarias.


Mora ejercía en 1.896 en Tulcán y mal podía depender de la diócesis de Pasto, como equivocadamente pretendía el Obispo Moreno Díaz. González Suárez tuvo que intervenir para defender su territorio eclesiástico y la soberanía ecuatoriana sobre esa zona y de no haber mediado ciertas circunstancias políticas el asunto habría concluido; pero, eran tiempos de lucha encarnizada, Schumacher residía a pocas leguas de la frontera, en el pueblecito de Samaniego, repleto de exilados. La polémica fue a Roma, la Sagrada Congregación dictaminó que González Suárez tenía razón y que Tulcán dependía de su diócesis. Monseñor Moreno viajó y fue recibido en audiencia privada por el Papa. Era la segunda ocasión en menos de cinco años que se denunciaba a González Suárez. El Papa aclaró el dictamen de la Congregación de Ritos y dio la razón a Moreno. El gobierno nacional declaró que no llevaría adelante las conversaciones diplomáticas con la Santa Sede sino se revisaba ese asunto. González Suárez reorganizó al "Bolívar" con personal ecuatoriano y pidió a Mora que se disculpe ante Moreno, pero no lo consiguió. Roma dio pie atrás, volvieron las cosas a su estado inicial y se hizo la paz.


En julio de 1.900 publicó el folleto Cuestiones Palpitantes, analizando los sucesos ya reseñados y libre de estas trabas y molestias aprovechó para insertar entre 1.902 y 1.903, en los Anales de la Universidad Central, su obra "Los aborígenes del Carchi e Imbabura", escrita a raíz de varias excavaciones arqueológicas realizadas en 1.900. Una segunda edición saldrá en 1.908. El 10 de Agosto de 1.904 predicó en la Catedral de Ibarra sobre el patriotismo como virtud cristiana.


En 1.906 ascendió al Arzobispado por muerte de su antecesor y sin oposición canónica porque la mayor parte de los prelados - nacionales y extranjeros - se hallan desterrados del país. Ese año publicó Estudios Literarios en 191 págs. En 1.907 y en 1.908 salió la segunda serie (2) que continuó en 1.909 con un tomo en 143 págs. y felicitó al Presidente Alfaro y al Partido Liberal por la llegada del ferrocarril a Quito.


Entre 1.909 y 1.913 publicó tres volúmenes de opúsculos titulados: “Miscelánea”, “Nueva Miscelánea” y “Miscelánea Religiosa” con artículos editados aunque poco conocidos, en 203 y 308 págs. respectivamente. Desde el 24 de julio de 1.909 presidió las sesiones de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos”. En 1.910 bendijo la bandera del batallón universitario que marchó a la frontera sur a pelear con el Perú, compuso una “Arenga”, Presidió la Junta Patriótica Nacional y dijo “Si la Patria debe morir, que lo haga peleando contra el enemigo y no envuelta en las sutiles redes de la diplomacia”. En 1.911 publicó dos tomos de "Obras Oratorias" donde recogió sus discursos.


En 1.912 intervino en los sucesos posteriores al arrastre de los Alfaro y en el Boletín Eclesiástico tuvo palabras de encomio para la memoria del asesinado General Julio Andrade. A petición del Municipio quiteño prologó los “Escritos de Espejo”, en 1.914 editó las "Advertencias para buscar, coleccionar y clasificar objetos arqueológicos pertenecientes a los indígenas, antiguos pobladores del territorio ecuatoriano" y en 1.915 las “Notas Arqueológicas”.


(2) Los Estudios Literarios contienen: Dos palabras, Belleza literaria de la Biblia, Crítica Literaria poética del cristianismo, Los iniciadores de la restauración literaria católica en Francia, Chateaubriand, La poética del Cristianismo, Crítica Literaria, Fray Luis de León, Reminiscencias Políticas, méritos de Fray Luis de León, comparación entre Horacio y Fray Luis de León, juicio crítico de sus obras, El Evangelio, de la poesía Epico Cristiana, concepto de la Belleza, la Cristiada del Padre Hojeda, la Teología Dogmática y la Poesía, El Paraíso perdido de Milton, las regiones de Ultratumba en la poesía épica cristiana, La Divina Comedia, Inicio sobre el poema, Literatura Pagana y Literatura Cristiana, Poemas bíblicos de San Avito.
Cansado de tantos trabajos y aquejado de uremia, murió en Quito, el Sábado 1°. de diciembre de 1.917, a los 73 años de edad y 11 de Arzobispado. El Estado decretó honras fúnebres. La Academia Nacional de Historia patrocinó en 1.937 la publicación de Defensa de mi criterio histórico y Monseñor Manuel María Pólit Lazo editó dos gruesos volúmenes titulados Obras pastorales del Ilmo Sr. Dr. Dn. Federico González Suárez". En 1.930 apareció "Memorias Intimas que alcanzó gran éxito y se reeditó un año después y luego en 1.936, en esta última edición figura como apéndice la biografía escrita por Nicolás Jiménez y las anotaciones" que comenzó a escribir Monseñor Pólit antes de su muerte.


El retrato moral y físico del gran Arzobispo lo muestra de estatura pequeña, cabeza bien formada, cabello entrecano, frente alta y limpia donde brillaba la centella del genio, espesas y arqueadas cejas, el mirar melancólico y penetrante, la nariz larga y algo extendidos los labios al terminar en su parte inferior, las mejillas blancas, sonrosadas y salientes; la boca grande y gruesos labios, el andar lento y mesurado. Tranquilo y apacible en el trato familiar y cuando estaba de buen humor, serio y severo en el ejercicio del Ministerio sacerdotal. De temperamento nervioso y sensible, al contemplar su rostro bien a las claras se veía que un sentimiento de tristeza profunda dominaba su alma noble y generosa. Sus modales decorosos y dignos inspiraban respeto y aún veneración. Tenaz en sus propósitos y firme en sus resoluciones, nunca le faltó el valor para llevar a cabo empresas de trascendental importancia. Sobrio y Laborioso. Solía decir que el honor era el premio a la virtud.


Melancólico, pesimista y misógino, huía del trato social creyendo con ello que ganaba tiempo y no se comprometía en etiquetas. Pocos, poquísimos amigos y sobre todo, cultivó la amistad de la familia Batallas; casi nunca reía pero formó discípulos en las disciplinas históricas y una nueva generación de sacerdotes más a tono con la realidad del país. Sirvió de puente y evitó el abismo entre dos mundos, el decimonónico que él clausuró y el siglo XX que inauguró con su influyente personalidad de sabio y sacerdote.


Al recibir a cualquier persona levantaba la cabeza y el pecho para mirarla de frente, gesto que le daba un aire señoril y regio, como de quien no se intimida ante nadie y que infundía respeto y algo de turbación en cuantos se le acercaban, sobre todo la primera vez.


De índole comunicativa, gustaba de la conversación y de las tertulias de amigos, deleitándolos con las anécdotas que refería con gran franqueza y cierto salado gracejo.


Su mayor obra es la Historia General del Ecuador compuesta de siete tomos más el Atlas Arqueológico aparecidos entre 1.890 y 1.903, libro clásico en las letras ecuatorianas.





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