Víctor Israel fue uno de los actores más prolíficos y omnipresentes, aunque anónimos, a menudo pasado por alto y por lo tanto subestimados en la historia del cine español. Nacido el 13 de junio de 1929 en Barcelona, Cataluña, España, Israel asistió a la Escuela de actores de la Ciudad Condal. Comenzó a actuar en el cine a principios de los años sesenta. Corto y abultado, con una cara lisa, redonda y redondeada, con la cara regordete, el pelo delgado, la estatura y la complexión medianas, los dientes enganchados, un comportamiento benigno, humilde y modesto, y los ojos anchos, húmedos y oscuros, Israel retrataba con frecuencia a los tipos ordinarios de la clase obrera, a los cobardes tímidos, a los hombres de la tela y a las víctimas mansas. Pronto empezó a hacer apariciones frecuentes en películas de acción escabrosas y en los valientes spaghetti italianos del oeste; tiene un papel especialmente memorable sin crédito como sargento cansado en un fuerte confederado destartalado con el que Lee Van Cleef habla en El bueno, el feo y el malo (1966) (El bueno, el malo y el feo) de Sergio Leone. A finales de los años sesenta y hasta mediados de los ochenta, Israel actuó en una divertida matanza de espantosos rasgos de horror y divertida y aburrida explotación sexual. Entre sus papeles más notables se encuentran un asqueroso manitas en La residencia (1970) (The House That Screamed); un baboso, codicioso y untuoso cuidador de cementerios en Necrophagus (1971) (Graveyard of Horror); un cochero en Asesinatos en la Calle Morgue (1971); un silbador de vagabundo maletero en el fantástico Pánico en el Transiberiano Israel continuó actuando tanto en películas como en programas de televisión hasta bien entrada la década de los setenta. Falleció a los 80 años por causas naturales el 19 de septiembre de 2009 en España.

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