Friederich Wilhelm Murnau (1888-1931) Deportes y Espectáculos
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Realizador cinematográfico, su verdadero nombre es Friederich Wilhelm Plumpe. Estudia filosofía en Berlín e historia del arte y literatura en la Universidad de Heidelberg. Actúa en el teatro de la universidad, deja sus estudios para asistir a la escuela de actuación de Marx Reinhardt y hace varias giras con su grupo teatral. Después de la Primera Guerra Mundial, reanuda su carrera artística y pasa del teatro al cine, dispuesto a cumplir los preceptos expresionistas que por ese entonces dominaban la pantalla alemana. Murnau no se limita a ser un discípulo del expresionismo, sino que permanece fiel al lenguaje cinematográfico y a la atmósfera romántica que se complace en el misterio que rodea al hombre y en la extraña conjuración de las cosas contra la humanidad. En 1919 dirige El niño en azul y Satanás, con la asesoría artística y fílmica del expresionista alemán Robert Wiene. En 1920 dirige siete películas con las que, aunque intrascendentes y triviales, adquiere gran experiencia en el cine. En 1921 demuestra su talento y experiencia en el clásico de horror Nosferatu, el vampiro, obra maestra del cine mudo que muestra la capacidad de Murnau para crear imágenes y símbolos. Realiza El campo en llamas (1921-1922), La expulsión (1923) y Finanzas del gran duque (1923), única comedia realizada por Murnau, con guiones de Thea von Harbou, quien sería la esposa del realizador Fritz Lang. En 1924, junto a Karl Mayer en el guión y Karl Freund en la cámara, funda una especial trilogía para realizar El último hombre, una de las películas de mayor valor artístico y estético del cine mudo. Después dirige Tartufo (1925) y Fausto (1926), última película que rueda en Alemania. En 1926 viaja a Hollywood y firma un contrato por cuatro años con el productor William Fox, con quien filma Sunrise (1926-1927), que recibe tres oscars en la primera entrega de la Academia: uno por su calidad artística, otro a la mejor actuación femenina para Janet Gaynor y un tercero por la fotografía, de Charles Rosher y Karl Strauss. El fracaso financiero de esta película, limita las realizaciones de Murnau, pues el final de Four Devils (1928) es cambiado por uno feliz, y otro realizador termina City girl, a la que se le incluyen secuencias sonoras. Murnau no presencia el estreno de Tabú (1930-1931), su última película, pues una semana antes fallece en accidente de tránsito.